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For All My Sisters de The Cribs llega después de 3 años lejos de los estudios de grabación.
Después de un álbum de éxitos y un reciente contrato con Sonic Blew/Sony Red tras años con el sello discográfico independiente Wichita Recordings, The Cribs finalmente lanzaron su sexto álbum de estudio, producido por Ric Ocasek, ex-miembro de The Cars.
En éste álbum, The Cribs lograron pulir lo que parece una “fórmula definitiva” para componer canciones que encajen perfectamente en el estilo garage rock revival.
Esta “fórmula definitiva” no es sorpresa, ciertamente The Cribs es una banda bastante experimentada y una de las más consistentes de la ola lo-fi de comienzos de la década pasada, sin embargo hasta este momento no han logrado obtener el mismo nivel de popularidad que otras bandas contemporáneas han alcanzado, tales como The Libertines o The Strokes.
Atractivos discursos rítmicos creados por delicadas líneas de guitarra y seductoras interpretaciones vocales que por momentos alcanzan tonos lo suficientemente intensos como para crear coros con estilo pop bastante pegadizos -aunque por momentos excesivos-, hacen de For all my sisters un album de mid-fi garage rock con destellos de elementos pop, muy respetable.
No obstante, The Cribs llevaron ésta fórmula perfecta demasiado lejos. Muy pocas variaciones en las estructuras y melodías de las canciones dan la sensación de estar escuchando piezas de 10 minutos.
En la mayoría de las canciones, las primeras notas dan la impresión de algo excepcional a punto de estallar, sin embargo esto queda únicamente como una promesa al regresar inmediatamente al estudiado sonido garage rock característico de éste álbum.
Por momentos no hay un claro inicio y final en las canciones, lo cual da la sensación de monotonía y es después de escuchar un par de veces el album cuando pequeños detalles comienzan a ser apreciados.
Es en el último track del álbum en donde los hermanos Jarman dejan salir a la luz verdadera genialidad. Pink Snow (canción que contiene la frase que da nombre al álbum) comienza en una tranquila y oscura atmósfera para momentos después dar paso a una enérgica batería, ejecuciones perfectas de guitarra, variaciones de tonos realmente asertivas y una interpretación vocal cautivadora, que convierten a la canción en un verdadero viaje de emociones de 7:13 minutos de duración.
Esta explosión de genialidad demuestra que The Cribs definitivamente tienen el potencial de dejar atrás el pequeño escenario de los grupos de garage rock premeditado con unas cuantas canciones interesantes, para traspasar por la puerta grande del Rock and roll. La puerta está enfrente de ellos, la pregunta es ¿entrarán?.
Habrá que esperar a escuchar su próximo álbum para conocer la respuesta.
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