Siempre había querido escribir ésta anécdota que me sucedió aproximadamente en el 2015. Bien podría ser irrelevante, pero a veces aún ocupa mi mente, no de sobremanera, simplemente me sigo preguntando… ¿qué pasó?
Recién había llegado del trabajo, eran aproximadamente las ocho de la noche. No sé por qué, pero fue la única vez que se me ocurrió pasear a Robbi sola, a esa hora. Asumo que era horario de invierno pues estaba oscuro.
No nos alejamos demasiado de casa, solo caminamos unos metros por la avenida, cuando de pronto sin razón especial, miré al cielo y observé un objeto blanco muy brillante, volando pero estático.
El que estuviera suspendido llamó mi atención, desde mi perspectiva parecía que dicho objeto estaba volando relativamente bajo, pero no tanto como para que se tratara de un dron (según yo).
En plena era digital, me fue imposible no sacar el celular y tomar unas cuantas fotos y videos (para el Insta). De hecho mi dedo enloqueció capturando imágenes, como si no hubiera mañana (tal vez no lo habría).
Capturé tantas como pude, mismas que no pude revisar en el momento, pues Robbi jalaba insistentemente de su correa para regresar a casa.
Ya en nuestro hogar, me dispuse a revisar las evidencias, pues estaba segura que estaban resguardadas en mi viejo iphone 3 (listas para ser enviadas a Maussan).
Sin embargo, para mi sorpresa al abrir el carrete de fotos ninguna de las decenas de fotografías y videos del objeto extraño se habían guardado.
No estaban en fotos recientes, no estaban en fotos borradas, es como si simplemente nunca las hubiera tomado, o “alguien” las hubiera borrado…
(turururururururu).
En otra ocasión, afuera de un bar de insurgentes sur (de mala muerte, por supuesto), vi un objeto con características similares pero rojo, sin embargo, eso es otra historia…
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